Este es el segundo de los baúles y, como veis, es muy diferente al anterior.
Además, su estado de conservación era mucho peor y hubo que transformarlo bastante, por lo que su aspecto final ha quedado muy diferente a su aspecto original. Para empezar, tuve que arrancarle toda la
tela de saco que tenía pegada a la madera exterior, una tela muy deteriorada pintada de color granate.
Al arrancar la tela de uno de los laterales, SORPRESA!!: estaba trinchado por la carcoma!!!. Le dí
masilla para cubrir todos los surcos que había creado la carcoma y pensé que la
mejor solución era pintar con trampantojo (trompe d'oeil) ese lateral (ya veis en la foto anterior el dibujo de lo que después pinté). Las siguientes fotos son la continuación del proceso:
Y éste fué el resultado final:
Así quedó una vez pintado. Ni rastro de los destrozos que había provocado la carcoma.
Y a continuación ya podéis ver los dos baúles juntos. Ya veis que resultado más diferente.
Además, me pareció que era bueno que quedaran visibles esas letras que aparecen en el frontal.
Evidencian que el baúl se realizó con madera de algún embalaje, lo cual no importaba demasiado
ya que su intención era, como así se hizo, forrarlo de tela.
Puede leerse casi entero, aunque del revés, BARCELONA.
Como este baúl es un poco más pequeño que el otro que os mostré, pensé que forrándolo con papel,
no se perdería nada de la capacidad interior. Elegí un papel con un estampado de
florecitas que sugiere estampados antiguos.
Este baúl será para RM. Bordé el mismo tipo de letras, pero en esta ocasión tuve que
pegarlas. En el otro baúl estan cosidas.
Y aquí tenéis una nueva foto del baúl. Hoy mismo llamo a Maria para que los venga a recoger.
Aprovechando esta última foto os quiero hablar del cuadro que hay detrás del baúl y que he
utilizado para dar un poco de ambiente. Es un cuadro que me "autoregalé" al cumplir mis 50 años,
realizado por la pintora de Lleida Mercé Humedas. Pinta naturalezas muertas y este cuadro de las maletas
me sugiere un tema que siempre me ha intrigado ¿a dónde han ido a parar los millones de
maletas que todos teníamos en casa antes de que las maletas con ruedas inundaran los
aeropuertos, las estaciones de tren y nuestros maleteros? ¿en qué agujero negro enterramos todos
aquéllos objetos cotidianos, que hasta ayer nos parecían imprescindibles y que la aparición de otros
más modernos aparta de nosotros casi en un instante? ¿dónde están los millones de casetes,
los otros tantos millones de cintas de video... dónde están nuestras maletas? Ya lo dijo Machado: Todo pasa y todo queda, pero no nuestro es pasar... Transformamos nuestro
entorno más inmediato a gran velocidad y apenas nos damos cuenta. En cualquier caso, creo que es tan bueno el que sepamos abandonar nuestras viejas maletas, repletas de viejos recuerdos, para adaptarnos a
nuevas realidades, a nuevos entornos, como que sepamos reconocer el valor del pasado, el valor
de todo lo que dejamos atrás. Por eso, la idea de Maria de
conservar para sus hijas estos baúles me parece excelente y me ha gustado contribuir
a mejorar un aspecto que acusaba demasiado el paso de los años.
María, ojalá que te gusten y que tus hijas los conserven durante mucho tiempo, como tu los
has conservado para ellas.
