Elegimos el diseño de Tilda, pero nosotras las hicimos mucho más grandes. No en vano, la pieza alargada de tela que utilizamos para cada rosa medía 110 cms... e hicimos mas de cuarenta!!!
Utilizamos telas blancas con diferentes estampados, aunque en la foto no pueda apreciarse.
Ahora seis de esas flores decoran la mesa de centro de casa de María y le sirven para recordar aquel fantástico día.
Y este es el aspecto que tenían en la iglesia, la Seu Vella de Lleida, mezcladas con margaritas blancas naturales y hojas verdes que las hacían destacar todavía más. Estos centros de velas decoraban el pasillo de la nave central y fue de lo más emocionante ver a María caminar por él con una cara de felicidad inmensa.
Algunas de las flores sirvieron para decorar el mantel del altar, de casi tres metros de largo y la verdad es que hacían de lo más bonito. Era una decoración muy sencilla pero la Seu Vella es tan impresionante que contra más sutil seas en la decoración, mejor va a quedar. Para darle un poco más de volumen, pusimos unas tiras de papel verde, con un alambre muy fino por dentro, que salían de las flores hasta media altura.
Si tenéis alguna boda en perspectiva, animaros con estas flores: son fáciles de hacer, son un bonito recuerdo para vuestros invitados, evitaréis que se corten más flores, le darán un toque original a la boda y muy personal y, además, nunca se marchitarán, como es de desear que así suceda con el amor del joven matrimonio al que acompañan en ese día tan especial. Ahora me gusta visitar las casas de mis amigos y ver como guardan sus rosas blancas.
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