TARTA DE FIELTRO

Esta tarta no se puede comer, como los deliciosos cupcakes que os mostré hace unos días y que hicimos con Clara hace un par de domingos. Esta tarta la hicimos, en principio, para que cumpliera las funciones de acerico, pero quedó tan bonita que su destino final ha sido la vitrina de mi comedor. Allí está instalada junto a un juego de café, una lechera y un azucarero, en su platito de cristal. Completa el que podría ser el  atrezzo de una tranquila tarde tomando café con las amigas.

La tarta es de tres sabores, el chocololate marrón, la amarilla vainilla y la frambuesa rosa oscuro, y, entre medio, mantequilla de color blanco y rosa...mmmmmm!!! exquisita.

Los adornos de la parte superior, recubierta de nata que va cayendo por los lados, son un poco de chocolate puesto como con la manga pastelera, dos barquillos, una fresa y unos anisitos de colores.

 

Los barquillos llevan un hilito de chocolate formando una espiral a su alrededor. No les falta detalle.

 

¿Véis como cae la nata alrededor del pastel?

Aqui os dejo una última imagen de un pastel que luce siempre perfecto, no necesita nevera y NO ENGORDA, porque a ver quien es el que le puede hincar el diente. Os coy a contar un secreto ¿sabéis quien fue la anterior propietaria de esa taza de café que hay al lado del pastel? Pues nada más y nada menos que mi admirada Katharine Hepburn, la actriz de cine que más oscars ha ganado (aunque me parece que ahora la ha alcanzado Meryl Streep). Tengo muchos libros sobre ella, la mayoría de sus películas y me encanta su estilo de mujer independiente. Pues cuando la Hepburn murió se subastaron las cosas de sus casas y yo pillé esta tacita de porcelana inglesa. Es bonita ¿no?